Reflexionar sobre el tipo de educación impartida en las diferentes instituciones educativas del país implica recurrentemente, analizar el papel que desempeña el modelo pedagógico y la propuesta curricular que guían los procesos de formación. Modelo pedagógico y currículo determinan las respuestas a dos preguntas que vinculan el papel ontológico y axiológico de la educación. Las respuestas frente a ¿Qué tipo de sujeto se pretende formar? Y ¿Qué tipo de sociedad necesitamos construir? otorgan su ineludible responsabilidad.
Los modelos pedagógicos a lo largo de la historia han sostenido un fuerte vínculo con el poder y la política. De hecho, cada modelo pedagógico sustenta una intencionalidad de la acción pedagógica, cuyo fin se concretiza mediante propuestas curriculares que dan cuenta del rumbo o del lugar meta al que se requiere llegar. Si bien, no interesa en este capítulo realizar un recorrido de los diferentes modelos pedagógicos, ni mucho menos, analizar las diferentes propuestas y desarrollos curriculares, es necesario comprender el momento actual de la educación, específicamente a nivel nacional. Si bien, es un poco tendencioso, pero se podría resumir la lógica educativa actual como aquella que se encuentra permeada por un discurso neoliberal que ha conllevado entre otras cosas, a que se priorice la libertad de enseñanza sobre el derecho a la educación, se resignifique el concepto de equidad, provocó el hecho de que la escuela debe estar al servicio de la empresa, entre otras, a parte de las obvias como privatización, descentralización, competitividad, etc.
Puesto que este proceso evade el llamado más importante que tiene la educación, sobre todo para nuestro país, el cual es formar sujetos autónomos y libres, sujetos de derechos capaces no solo de construir conocimientos, sino realizar acciones de transformación de su propia historia.
Actualmente en el país, se está estructurando lo que se ha denominado sistema nacional de cualificaciones que no es otra cosa que continuar con el proceso de una “normalización” del sistema educativo colombiano, otra “receta conveniente” cargada de instrumentalización del conocimiento a partir la generalización de las competencias y los resultados de aprendizaje.