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No basta con enseñar

Hay que provocar el deseo de aprender

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Reflexiones sobre Innovación pedagógica y Calidad educativa.

  • Evaluación Formativa en la Educación Montessori.

     


    La educación Montessori, se distingue por su enfoque centrado en el niño y su propósito de promover un desarrollo holístico y autónomo. La evaluación formativa, un componente central de esta filosofía educativa, emerge como un pilar fundamental en el proceso de formación de niños y adolescentes.

     

    Durante la infancia, la evaluación formativa en la educación Montessori se fundamenta en la observación cercana y respetuosa del niño en su interacción con el ambiente preparado y los materiales educativos. Como docentes Montessori, nuestro deber es observar atentamente las necesidades, intereses y habilidades únicas de cada niño para adaptar los planes de aprendizaje de manera personalizada (Montessori, 1948). Esta individualización nos brinda la oportunidad de atender las particularidades de cada estudiante, fomentando su autonomía y autorregulación desde una edad temprana.

     

    En esta línea, la metacognición y la auto reflexión se convierten en estrategias clave que apoyan los procesos de evaluación formativa en niños pequeños. Alentamos a los niños a reflexionar sobre su propio aprendizaje, identificar sus fortalezas y áreas de mejora, y establecer metas individuales para su crecimiento académico y personal. Los diarios de aprendizaje o registros personales pueden ser herramientas efectivas para que los niños expresen sus pensamientos y sentimientos acerca de su proceso de aprendizaje.

     

    La evaluación formativa en esta etapa se enaltece por su énfasis en el aprendizaje autónomo y la autocorrección. Al otorgar libertad al niño para elegir sus actividades según sus intereses y ritmos de aprendizaje, se estimula una motivación intrínseca y una actitud positiva hacia el aprendizaje (Montessori, 1912). De esta manera, la evaluación formativa se desliga de la competitividad y las calificaciones numéricas, priorizando el desarrollo integral del niño.

     

    En la adolescencia, la evaluación formativa en la educación Montessori se adapta para atender las necesidades propias de esta etapa de desarrollo. El enfoque colaborativo se erige como un pilar en la evaluación formativa con adolescentes. Invitamos a los jóvenes a asumir un rol activo y responsable en su proceso educativo, co-creando planes de aprendizaje y proyectos de investigación con sus docentes. Esta colaboración fomenta la participación y el sentido de pertenencia en el proceso de evaluación.

     

    La metacognición y la autoevaluación adquieren un protagonismo relevante en la evaluación formativa con adolescentes. Al alentar a los jóvenes a reflexionar sobre su propio aprendizaje, evaluar su progreso y reconocer sus logros y desafíos, se fomenta un mayor sentido de responsabilidad y autorregulación en el aprendizaje. Los docentes pueden guiar esta reflexión a través de preguntas y actividades que inviten a los adolescentes a cuestionar su proceso de pensamiento y tomar decisiones informadas sobre su aprendizaje.

     

    El aprendizaje práctico y los proyectos de investigación continúan siendo piedras angulares en el enfoque Montessori para adolescentes (Montessori, 1948). Los proyectos aplicados permiten a los jóvenes aplicar sus conocimientos y habilidades en contextos del mundo real, fomentando el desarrollo de competencias clave, como habilidades sociales, emocionales y de pensamiento crítico.

     

    Además de los trabajos de Maria Montessori, otros pedagogos contemporáneos también han contribuido al enfoque de la evaluación formativa en la educación. Por ejemplo, Dylan Wiliam, reconocido experto en evaluación educativa ha abogado por la evaluación formativa como una herramienta esencial para mejorar el aprendizaje de los estudiantes (Wiliam, 2011). Según Wiliam, la retroalimentación oportuna y específica es un componente esencial de la evaluación formativa, ya que ayuda a los estudiantes a comprender sus fortalezas y áreas de mejora.

     

    En su libro "Inside the Black Box: Raising Standards Through Classroom Assessment" (1998), Paul Black y Dylan Wiliam presentan investigaciones sobre cómo la evaluación formativa puede mejorar el rendimiento de los estudiantes y promover un aprendizaje más profundo.

     

    En conclusión, la evaluación formativa en la educación Montessori se convierte en un imperativo para los docentes que aspiran a proporcionar una formación integral y personalizada a niños y adolescentes. La incorporación de procesos y estrategias de metacognición y autorreflexión apuntala los fundamentos de la evaluación formativa, promoviendo la autonomía, la autorregulación y la responsabilidad en el aprendizaje. Al abrazar esta práctica, según Maria Montessori, contribuimos al florecimiento de individuos autónomos, competentes y comprometidos con su propio crecimiento y aprendizaje.

     

    Referencias Bibliográficas:

     

    Montessori, M. (1912). "The Montessori Method." Frederick A. Stokes Company.

    Montessori, M. (1948). "El descubrimiento del niño." Editorial Losada.

    Montessori, M. (1948). "De la infancia a la adolescencia." Editorial Losada.

    Montessori, M. (1948). "El adolescente y la casa de niños." Editorial Losada.

    Newmann, F. M., & Wehlage, G. G. (1993). "Five Standards of Authentic Instruction." Educational Leadership, 50(7), 8-12.

    Wiliam, D. (2011). "Embedded Formative Assessment." Solution Tree Press.

    Black, P., & Wiliam, D. (1998). "Inside the Black Box: Raising Standards Through Classroom Assessment." Phi Delta Kappan, 80(2), 139-148


  • Formar para la vida: Un enfoque holístico de la educación en el siglo XXI


     
    La educación ha sido objeto de extensos debates a lo largo de la historia, especialmente en relación con sus fines y propósitos. En el mundo contemporáneo, se ha observado un enfoque dominante en el sistema educativo que vincula el proceso de enseñanza-aprendizaje exclusivamente a intereses laborales y económicos. Este paradigma se ha nutrido de las teorías de reproducción y capital humano, que consideran a la educación como una preparación para el mercado laboral y la economía, ignorando aspectos fundamentales de la formación humana y la ciudadanía activa (Bourdieu & Passeron, 1970; Schultz, 1961).
     
    Dentro de esta perspectiva, se ha promovido una competencia exacerbada en el ámbito educativo, reflejada en prácticas como las acreditaciones, los rankings y los puntajes estandarizados. Estas dinámicas, si bien pueden ser útiles para medir ciertos aspectos de la educación y comparar su eficiencia, también han contribuido a enfocar el proceso educativo en la obtención de resultados tangibles y cuantificables, alejándolo de su verdadero propósito: la formación integral de individuos capaces de enfrentar los desafíos de la vida con sabiduría y discernimiento.
     
    En este sentido, cabe preguntarnos si este enfoque exclusivamente utilitarista de la educación realmente forma a los individuos para la vida. Si bien es indiscutible que las habilidades laborales y técnicas son esenciales para el desarrollo de una sociedad productiva, es igualmente relevante considerar la educación desde una perspectiva más amplia y holística. Como menciona Nussbaum (2001), la educación debe trascender la mera adquisición de habilidades y conocimientos prácticos, y debe incluir también el cultivo de la imaginación, la reflexión ética y la comprensión del mundo y de uno mismo.
     
    La educación para la vida debe contemplar una formación integral que abarque tanto aspectos cognitivos como emocionales, sociales y éticos. De acuerdo con Delors (1996), la educación debe permitir que los estudiantes desarrollen competencias fundamentales, como el pensamiento crítico y creativo, la resolución de problemas, la comunicación efectiva y la colaboración. Estas habilidades no solo son valiosas en el ámbito laboral, sino que también son fundamentales para la vida cotidiana y para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
     
    En este contexto, los sistemas educativos deben promover una educación integral que fomente el pensamiento crítico y la empatía. Como señala Noddings (2005), la educación debe centrarse en la creación de relaciones auténticas entre estudiantes y educadores, lo que permitirá un aprendizaje significativo y una formación más completa. Esta perspectiva humanista de la educación implica reconocer y valorar la singularidad de cada individuo, cultivando su autoestima y sentido de pertenencia, y desarrollando su capacidad para comprender y respetar a los demás.
     
    Sin embargo, en la práctica educativa, existen tensiones evidentes entre este enfoque humanista y el énfasis excesivo en la evaluación estandarizada. Los sistemas educativos basados en pruebas estandarizadas pueden llevar a una educación centrada en memorizar información y en la búsqueda de puntajes altos, en detrimento de la exploración de temas más profundos y del desarrollo de habilidades críticas y creativas (Eisner, 2001). Esta perspectiva reduccionista de la educación puede llevar a una formación superficial y estandarizada que no se adapta a las necesidades y particularidades de cada estudiante.
     
    En contraste, la tecnología educativa y la inteligencia artificial generativa ofrecen oportunidades prometedoras para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. La personalización de la educación, mediante el uso de algoritmos y plataformas de aprendizaje adaptativo, puede brindar a los estudiantes experiencias educativas más individualizadas y efectivas (Siemens & Long, 2011). Además, el acceso a recursos educativos en línea puede democratizar el conocimiento y ampliar las oportunidades de aprendizaje para personas de diversas comunidades y contextos socioeconómicos.
     
    No obstante, es fundamental utilizar estas tecnologías de manera responsable y ética. La educación no puede ser reducida a la mera transferencia de información o a una interacción puramente tecnológica. La presencia de educadores capacitados y comprometidos sigue siendo esencial para guiar y acompañar a los estudiantes en su proceso de formación integral (Selwyn, 2013). La inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa, pero nunca debe reemplazar la conexión humana que se establece entre educador y estudiante, ya que es en ese vínculo donde se promueve una educación verdaderamente significativa y transformadora.
     
    Dado lo anterior, la educación debe ser concebida como un proceso que va más allá de la mera preparación para el mundo laboral. Formar para la vida implica una educación holística que abarque tanto aspectos cognitivos como emocionales, sociales y éticos. Los sistemas educativos deben trascender el enfoque meramente utilitarista y centrarse en cultivar individuos con habilidades intelectuales sólidas, pero también con valores éticos y sociales bien arraigados. La tecnología puede ser una aliada en este proceso, pero siempre debe utilizarse con responsabilidad y sin perder de vista el objetivo esencial de la educación: nutrir la mente y el espíritu para enfrentar los desafíos de la vida con sabiduría y comprensión (Gardner, 2007).
     
    Referencias bibliográficas:
     
         Bourdieu, P., & Passeron, J. C. (1970). Reproduction in education, society, and culture. Sage Publications.
         Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. UNESCO.
         Eisner, E. W. (2001). El arte y la ciencia de la enseñanza. Paidós.
         Gardner, H. (2007). Inteligencias múltiples: La teoría en la práctica. Paidós.
         Noddings, N. (2005). Educating citizens for global awareness. Teachers College Press.
         Nussbaum, M. C. (2001). Las fronteras de la justicia: Consideraciones sobre la exclusión. Paidós.
         Schultz, T. W. (1961). Investment in human capital. The American Economic Review
         Selwyn, N. (2013). Education in a digital world: Global perspectives on technology and education. Routledge.
         Siemens, G., & Long, P. (2011). Penetrating the fog: Analytics in learning and education. EDUCAUSE Review, 46(5), 30-32.
     

  • Estrellas en la tierra: Un análisis sobre el fracaso / éxito escolar y la calidad educativa

     



    “Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo,

    Las personas se educan entre sí

    Con la mediación del mundo”.

    Paulo Freire.

     

    Es común que en las instituciones de educación básica se escuchen historias de bajos rendimientos académicos, repitencia o deserción escolar. Si bien muchas son las causas que propician este femeno educativo, pocas son las estrategias que como instituciones,  docentes  o  padres ejercemos para contribuir al éxito escolar.

     

    El presente articulo basado en la película Estrellas en el cielo” analiza la dualidad entre la calidad educativa como un factor inevitable del sistema educativo actual y  los elementos adscritos al fracaso/éxito escolar.

     

    Estrellas en el cielo: Ishaan….una historia  más.

     

    Estrellas en el cielo” narra la historia de Ishaan un niño de 8 años, que presenta problemas de aprendizaje, lo que a primera vista pareciera una apatí por el estudio. Sin embargo, las dificultades que en enfrenta en el proceso de aprendizaje en los diferentes centros educativos a los que asiste noes mas que el producto del desintes del sistema por ayudarlo.

     

    La película describe a Isahhn como un niño etiquetado y por tanto discriminado por docentes, padres y sobre todo por sus pares, puesto que su dificultad en el aprendizaje, especialmente en lecto escritura es considerada como una actitud inadecuada que de alguna manera afecta de manera significativa su proceso escolar y sus procesos de socialización con sus pares. Lo que conlleva a un desconociendo de la situación real del estudiante, evitando conocer y valorar sus potencialidades.

     

    En los diferentes centros educativos que asiste, la generalidad es su apatía por el aprendizaje, sin embargo, esto solo es producto del desconocimiento del sistema frente a la dificultad que enfrenta Ishaan, la cual es una situación de dislexia, Pese a lo anterior, él es un niño sumamente creativo, con gran habilidad para pintar y crear cosas a partir de su imaginación. Y es precisamente el profesor Nikumbh, de artes plásticas, quien se interesa por Ishaan y percibe una serie de debilidades en el niño que le han dificultado su proceso de aprendizaje. Su proceso de observación le permite   elaborar un plan de trabajo que le permite salir adelante en su proceso de formación, iniciando fundamentalmente en trabajar su parte emocional, especialmente su autoestima.


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  • La pregunta y la formación



    “No basta con enseñar. No basta con dar respuestas. Hay que provocar en los
    Alumnos el deseo de aprender y de formularse preguntas”
    Philippe Meirieu (2007)

    “Una educación de preguntas es la única educación creativa y apta para estimular la capacidad humana de asombrarse, de responder a su asombro y resolver sus verdaderos problemas esenciales, existenciales y del propio conocimiento”
    Paulo Freire (1985)


    La pregunta siempre ha estado presente en el ámbito educativo, facilitando interacciones dialogadas entre el docente, el conocimiento y el estudiante. Si las preguntas son evaluativas y generadas por los docentes generan tensión y resistencia, sin embargo, si estas son formuladas por los estudiantes, hace que estos se sientan confiados y desarrollen un sentido de pertenencia por su aprendizaje. Además, podemos encontrar en la indagación, una poderosa estrategia cognoscitiva, la cual permite el desarrollo del conocimiento divergente, poniendo de manifiesto no sólo las capacidades intelectuales, sino también, las emotivas tanto de docentes como estudiantes.

    El acceso al conocimiento del mundo inicia con la curiosidad, y en su base estructural está presente la pregunta. Lo que conlleva a que, para conocer y reconocer el mundo todos debemos y deberíamos saber formularlas, lo cual no es una actividad fácil, puesto que, por un lado el sistema escolar, a lo largo de sus respectivos niveles, nos han insertado en la lógica de la respuesta, y por otro, lo cual es más importante, es el reconocer, que la actividad de formular preguntas requiere entrenamiento y habilidad. De acuerdo a lo anterior, se aborda La indagación, como herramienta pedagógica en la mediación del aprendizaje, la cual, no solo estimula el pensamiento crítico, sino además el pensamiento divergente y la creatividad. Puesto que, su puesta en escena, da sentido al acto de aprender y al acto de enseñar, ya que estas actúan como generadoras y organizadoras de los saberes que se requieren dinamizar.

    Como ya se mencionó, si bien, el arte de preguntar, no es novedad, su uso estratégico en el aula, o fuera de ella, permite otras dinámicas, como posibilidad de renovación de las ya tradicionales formas de enseñar y de aprender, en las que el docente, solo se presenta como un transmisor de los saberes que él mismo no creó, sino que lo interpreta a partir de otras fuentes; saberes que son abstractos, y a la vez ajenos y que son depositados en los estudiantes, como aquel recipiente que amerita ser llenado. Proceso, que no escapa de las relaciones de poder que se establece entre el docente, el conocimiento y el estudiante, en el que, la figura del docente se presenta como el único que sabe, del cual emanan el poder y el orden requeridos para el enseñar y para el aprender.

    Es así, como la utilización de la pregunta, no solo desde la mirada del docente, sino desde los saberes de los estudiantes, permitirá otras dinámicas en el aula, y en la forma como se acercan los estudiantes al conocimiento y a sus realidades.

    Saber preguntar y aprender a preguntarse, constituye una de las formas pedagógicas más importantes de todo aprendizaje, lo que necesariamente requiere de una pedagogía que tenga presente, el hecho de que todo contenido puede volcarse en cuestionamientos. Es así, como la indagación es una forma de pensar y de comunicarse con el mundo y con el otro. Sin el cuestionamiento con el que la pregunta nos pregunta, acerca de lo que existe y su por qué, no es posible desarrollar la lógica dialéctica del pensamiento crítico y creativo, por lo cual, aprender a pensar es conocer a través de la pregunta (Marquez, 2010).

    Los docentes, desde nuestras concepciones y creencias, siempre estamos buscando la mejor manera de acercar a nuestros estudiantes, a aquello que está prescrito o no, en los microcurrículos de nuestros cursos, en ocasiones, nuestras prácticas son novedosas, en otras, ponemos en escena, recursos que desde vieja data, han funcionado para los lograr dichos fines; y en la mayoría de los casos lo hacemos, sin tener en cuenta, los constructos teóricos que sustentan dichas prácticas. Para este caso particular, se realizó algunos acercamientos para escribir desde los referentes teóricos que sustentan el uso de la indagación en el aula, teniendo en cuenta que algunos se podrían escapar, sin embargo, lo más relevante para la propuesta ha sido tenido en cuenta... Articulo completo


  • Educar en la incertidumbre



    Con tanta estimulación, tanta invasión de ruidos ajenos, ahogamos el asombro para que el niño y luego el adolescente  puedan interiorizar los aprendizajes, profundizar en los conocimientos, escuchar, acoger, estar atento a las necesidades ajenas, ser empático, mirar a los ojos, pensar en las consecuencias de sus acciones, discernir, ponderar, reflexionar sobre el sentido de lo que hace...para dar marcha atrás, este niño o este adolescente debe reencontrarse con el silencio.

    No será una tarea fácil puesto que para una persona sobre estimulada, el silencio ensordece.


    Es curioso el hecho de que coincide en el tiempo la extensión de la epidemia TDHA con el bombardeo de ruidos que nos vienen desde las nuevas tecnologías  y con la multiplicación exponencial  de la información que nos llega a través de ellas.


    Antes de dejarse llevar por el picoteo adictivo del mundo virtual y por la pantalla que los hace enmudecer  haciéndolo todo por ellos, nuestros niños, niñas y adolescentes  deben consolidar sus hábitos de lectura y escritura. leer, para tener interioridad, capacidad critica, de reflexión, de contemplación, de asombro.

    Muchos niños están educados en un entorno artificial. Aprenden a traves de un material didáctico y de unos soportes, pantallas, fichas, etc. que sustituyen la realidad Deshumanizando así el aprendizaje.

    Podemos enseñar a los niños una serie de conceptos, de nombres de cosas, datos, pero si no conseguimos que el preámbulo de ese conocimiento  tenga como origen el asombro, no solo el aprendizaje no será sostenible, sino que no tendrá sentido.

    Hoy parece que nuestras vidas ajetreadas son llevadas por las aguas de un río cuyo destino desconocemos. Parece como si se tratase  de estar siempre en movimiento. En cambio los niños tiene la clave de la felicidad: vivir con intensidad y asombro cada momento del presente. Sin embargo, los acostumbramos  a tener sus cabezas y agendas ocupadas en actividades extracurriculares, ocupados con actividades de todo tipo, provocando que no tengan tiempo para pensar en lo que realmente  les corresponde: estar con sus seres queridos, jugar, imaginar, descubrir por si solos y sin prisas.


    Primero, invención y descubrimiento, y luego, disciplina y aprendizaje....


     

  • Reflexiones sobre el aprender, enseñar y evaluar en tiempos de pandemia.



    Hay que partir de la base de que es humanamente imposible enseñar y aprender todo lo que quisiéramos. 


    La educación remota y la desaceleración de las actividades de enseñanza aprendizaje presenciales presenta desafíos críticos que ha llevado a reformular todos los escenarios del proceso educativo en los diferentes niveles de formación, propiciando contextos de evidente crisis y por supuesto de aprendizajes que, seguramente dejarán una honda huella educativa y pedagógica. Si bien la comunidad educativa y las instituciones se encuentran inmersas en contextos de incertidumbre por causa de las diferentes adecuaciones y la obligada adaptación a mediaciones remotas, se hace necesario que emerjan acciones pedagógicas para propiciar la continuidad del proceso formativo. Estas acciones necesariamente deben enmarcarse a partir de perspectivas flexibles, dialogantes, creativas y sensibles.

     

    En este contexto, es importante hacer énfasis que los instrumentos, recursos o herramientas tecnológicas a utilizar para realizar el proceso de enseñanza, aprendizaje,  evaluación y posterior calificación de las actividades planeadas, y que permiten  documentar el aprendizaje y desarrollo de los conocimientos, habilidades y destrezas de los estudiantes, los podemos encontrar en diferentes formatos con sus respectivas ventajas y limitaciones. Sin embargo, es necesario señalar que el uso de dichos instrumentos, recursos o herramientas tecnológicas y los resultados de su aplicación no es el fin último de la evaluación, sino que son un insumo más para denotar el avance en el proceso formativo de los estudiantes.

     



    En este sentido, priorizar al inicio del curso actividades diagnosticas que permitan evaluar o determinar el nivel de conocimientos, habilidades o aptitudes de los estudiantes, propiciará el adecuar contenidos y actividades que respondan a los contextos de los participantes. A su vez, monitorear el proceso del desarrollo integral  y de los aprendizajes desde una evaluación formativa, permitirá retroalimentar a los estudiantes y así identificar logros, deficiencias y oportunidades de mejora, que a su vez determinarán las posibilidades de propiciar mejores resultados en una evaluación sumativa.

     

    Es fundamental comprender que en tiempos de pandemia la priorización curricular se hace necesaria, dando paso a algunas habilidades y contenidos por sobre otros, de tal forma que, el ejercicio de priorizar no signifique reducir las posibilidades de educar. De igual forma, el reconocer los contextos de docentes, estudiantes e instituciones propiciará el realizar adecuaciones curriculares desde la flexibilidad, respetando las diferentes realidades sociales y culturales, asumiendo el hecho de que se hace necesario ajustar objetivos, actividades y evaluaciones a las nuevas realidades.